
Londres (EFE).- El español Carlos Alcaraz derrotó a Roberto Bautista por 6-4 y 6-4 y jugará la final de Queen’s ante Jiri Lehecka este domingo a partir de las 14:00 hora local.
El murciano, que sigue dando los pasos adecuados para el objetivo final de reinar en Wimbledon por tercer año consecutivo, se enfrentará este domingo (14:00 hora local) a Jiri Lehecka para volver a inscribir su nombre en la pizarra de madera que da la bienvenida a uno de los clubes de tenis más históricos del mundo y en el que Alcaraz no ha venido a pasearse.
Ha convertido las dudas sobre su estado en certezas y, como en 2023, está en posición de alcanzar el cuarto título de su carrera sobre esta superficie y seguir dando la razón a todos esos números que le sitúan como un especialista total en estas canchas. Su registro de 28 victorias y solo tres derrotas en hierba no es igualado por nadie. Ni Bjorn Borg, Roger Federer, Novak Djokovic ni John McEnroe pueden siquiera avistar la irrupción de Alcaraz en el pasto.
Bautista, todo un veterano del circuito a sus 37 y con un mérito brutal por estar en estas semifinales tras romperse el peroné el año pasado, admitía que sus posibilidades para sacar a Alcaraz del torneo pasaban por hacer un partido perfecto, mejor que el de Holger Rune en cuartos de final. Y lo comprobó en sus carnes cuando el de El Palmar le exprimió en su primer juego al saque, que duró casi diez minutos. Salvó la papeleta, pero en cuanto Alcaraz volvió a imprimir presión al turno siguiente, Bautista no pudo seguir el ritmo.
El castellonense dio la cara, no se dejó ir y produjo, con su agresividad y sus golpes planos, un partido para el público de mayor calidad que el que acababan de jugar Jack Draper y Jiri Lehecka, repleto de palos y puntos cortos. Pero la gasolina, agotada tras tres partidos seguidos a tres sets, no le daba para empujar más al mejor tenista en la actualidad sobre esta superficie.
Y es que si algo tiene Alcaraz en hierba es que disfruta y cuando el murciano se lo pasa muy bien, pocos o ninguno pueden hacerle frente. Sobre todo si hace un partido al servicio como el de este sábado, rompiendo sus propios récords de ‘aces’.