Más de 600 personas murieron después de intentar la cura y unas 3.000 ahora están en el hospital, dijo el martes el portavoz judicial iraní, Gholam Hossein Esmaili.
Los números son muy altos y están más allá de nuestras expectativas», dijo Esmaili. «El consumo de alcohol no es una cura, pero puede ser letal».
En declaraciones a la agencia estatal de noticias Tasnim, agregó: ‘Varias personas han sido arrestadas … y trataremos con ellas con decisión.
«Deben rendir cuentas por sus actos criminales, por causar la muerte y el daño a los ciudadanos».
Irán es el sitio del peor brote de coronavirus en el Medio Oriente, habiendo confirmado 62,589 casos del virus y 3,872 muertes.
Se han planteado preguntas sobre los datos de Irán después de que el país inicialmente minimizó la gravedad del brote.
Hasta ahora, los médicos no han identificado cura para el coronavirus y solo han identificado un número limitado de medicamentos que pueden ayudar a aliviar los síntomas.
El parlamento de Irán se reunió el martes por primera vez desde que el brote de coronavirus obligó a cerrar sus puertas, ya que el país informó una caída en nuevas infecciones por séptimo día consecutivo.
Más de dos tercios de los 290 miembros de la legislatura se reunieron en ausencia del orador y político veterano Ali Larijani, quien dio positivo por COVID-19 la semana pasada.
«Estamos viendo una dualidad en los comentarios de altos funcionarios», dijo ISNA citando al jefe del consejo municipal de Teherán. «Por un lado, está el ministerio de salud pidiendo medidas más estrictas, y por otro, los funcionarios económicos deciden cosas que hacen que la gente sienta que el coronavirus no es tan peligroso después de todo», dijo Mohsen Hasehmi.
Un miembro del grupo de trabajo dijo que cualquiera que volviera al trabajo podría convertirse en una ‘bomba de racimo’ de virus, ya que muchos de los infectados eran asintomáticos. «No sé cuál es el motivo de tal decisión», dijo el lunes la agencia estatal de noticias IRNA citando a Hamid Souri.
Las autoridades dijeron que la reapertura de las empresas estaba destinada a salvar la economía. «No podemos cerrar las industrias y la producción» en un momento de «guerra económica» en medio de las paralizantes sanciones de Estados Unidos, dijo el ministro de Salud, Saeid Namaki, al Parlamento.
