Encuentran muerto el compositor y arreglista Víctor Waill

Víctor Waill
Víctor Waill

Fue hallado muerto la mañana de este lunes el compositor, productor y arreglista dominicano Víctor Waill. El músico fue hallado por Jorge Luis Báez, hermano de Wilfrido Vargas.

Por el momento se desconoce la causa de la muerte. El artista residía solo en el ensache Luperón, en Santo Domingo.

Tras sus inicios en el arte como merenguero, Waill desarrolló su carrera en el género salsa como intérprete y productor, por lo que se alzó con la gloria de ser precursor del llamado “Movimiento de la salsa dominicana”. Además, fue pionero de la variante del merengue denominado Merenhouse.

Waill produjo para la mayoría de los salseros criollos dentro de los que se destacan Alex Matos, con temas tema como “Como lo hizo” y “Que se vayan al diablo. También trabajó con él Revolución Salsera.

A Félix Manuel le hizo títulos como “Los hombres no deben llorar” y al novel salsero Deivi Jiménez “Mi manera de amar” así como a otros artistas en ciernes.

El músico, quien además dirigió espectáculos de la envergadura como “Fernando Villalona sinfónico, una marca nacional” y “Homenaje a Johnny Pacheco”, se aprestaba a realizar una extensa gira musical que tocaría escenarios de Europa, Estados Unidos y la isla de Curazao.

Víctor waill es oriundo de Baní República Dominicana

VWaill inició su labor musical en 1974 en la banda “Tino Peña y su combo salsa”, de Baní. Estando en ese grupo fue que conoció a Wilfrido Vargas quien vio su potencial y de inmediato le propuso integrarse a su orquesta.

Con Wilfrido popularizó varios hits musicales en la época como “Charo, charo”, “Cachita”, “Enrique blanco” (junto a Vicente Pacheco), “Amigos míos me enamoré” y “Sansón batalla”, este último en salsa y que además concitó mucho éxito, al ser el número uno con la propia Fania All Stars.

Mayormente sus fuertes con Wilfrido Vargas fueron la salsa y la balada.

Tras salir de la orquesta de Wilfrido, militó por un año en “La esencia dominicana”, de Sony Ovalles, de quien heredó luego ese proyecto y lo obligó ante la ausencia del “maestro” a hacerse arreglista del mismo mientras llevaba su oferta por varios países.

A Víctor Waill hay que reconocerle el mérito de ser el artífice de acertadas fusiones musicales. En busca de un sonido diferente le agregó acordeón típico a algunas canciones sustentadas en el merengue tradicional. El resultado era más que novedoso.

Waill siempre ha sido una especie de “caja de sorpresa” en su trajinar musical.

En un momento de una carrera de luces, “capitaneando su propio barco”, se internó en Samaná para aprender del maestro Siriaco Stubbs, a quien recuerda con veneración y posteriormente se integra a la orquesta de Don Félix del Rosario.

Tras ese peregrinaje se fue a Estados Unidos para ampliar sus conocimientos musicales “conjuntamente amenizando actividades para poder sobrevivir en una tierra que no era la mía”.


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