Elías Piña.- En la desolada carretera internacional que conecta Haití y la República Dominicana el deterioro constante se entrelaza con la tristeza reflejada en los rostros de los niños haitianos, una imagen que persiste a lo largo de décadas en esta zona.
Las actuales condiciones en esta parte de la frontera parecen igualar las ya preocupantes que existen desde hace varios años.
Los residentes haitianos que viven en esta área limítrofe se encuentran atrapados en un espiral de miseria.
A diario se ven escenas de niños semidesnudos y descalzos que emergen de todas partes para abordar los vehículos en busca de alimentos u otros recursos, ilustrando un ciclo de necesidad que parece interminable.
