Condenan a 5 años de prisión a un adolescente acusado de abusar y ultimar niña en Santiago

Una jueza del Tribunal de Niños, Niñas y Adolescentes condenó ayer a cinco años de prisión a un adolescente de 17 años, involucrado en la vio-la-ción y muer-te de la niña Yaneisy Rodríguez, de 4 años.

En un hecho que ocurrió en enero del año pasado y cuyo ca-dá-ver fue lanzado en unos matorrales cerca de una cañada del sector Barranca del municipio Sabana Iglesia, en Santiago.

Así lo informó Juan Carlos Báez Peralta, abogado de la familia de la vícti-ma, quien dijo que no está conforme con la decisión del tribunal, tras considerar que el muchacho debió ser condenado a 8 años por la gravedad del caso.

“La jueza lo condenó a cinco años, nosotros entendemos que hubo una mala valoración respecto al tiempo porque la ley 136-03 fue modificada y en su modificación establece hasta ocho años y habiéndose cometido este horrendo hecho la magistrada debió tomar en cuenta y condenarlo a 8 años de prisión”, dijo Báez.

Asimismo, recordó que en los próximos días se le conocerá la audiencia preliminar a Franklin Fernández Cruz (Guile), de 31 años, quien junto al menor de edad cometieron el hecho.

Los nombres del condenado y de la víctima se omiten por razones legales.

La desaparición y, posterior asesinato, de la niña Yaneisy Rodríguez ha estremecido al país, que ve con dolor e impotencia la forma cruel e inhumana en que la pequeña de cuatro años fue ultimada, además de abusada sexualmente.

El crimen también ha provocado debates por las circunstancias en que ocurrió y las consecuencias que algunos entienden que debería conllevar.

Ramón Antonio Espinal Pérez, padre de la niña asesinada culpa directamente a la madre de su muerte. Dijo que por “negligencia” de ella su hija había sido asesinada. “Me ma-ta-ron a mi pequeña por un descuido de esa mujer”, se le escuchó decir en el cementerio en referencia a su expareja.

Este punto tiene dividida a la población. Algunos acusan a la madre y otros la defienden. Ella no acudió al sepelio supuestamente porque el padre de la niña la había ame-naza-do.