Samir Barbour Kury, el odontólogo más influyente del país

Samir Barbour Kury es un odontólogo reconocido en República Dominicana por su influencia en el ámbito de la odontología estética. Su historia incluye momentos difíciles, superación personal y una notable disciplina profesional.

En su clínica moderna, ubicada en el centro de Santo Domingo, Samir recibe a la cámara con una actitud tranquila y segura. “Esto empezó en un cuartico, en el 2000. Al lado de un centro médico. Yo mismo atendía, cobraba, hacía todo”, relata.

Actualmente, su consultorio es un edificio exclusivo con tecnología avanzada. La inversión total, que incluye terreno, estructura, equipos y decoración, supera los 3.5 millones de dólares. El espacio refleja un enfoque de lujo en la atención odontológica.

Samir decidió elevar los estándares de la odontología estética en un país donde la salud bucal no siempre recibe la atención que merece. “El paciente merece lo mejor, no solo en técnica, también en experiencia. Y eso es lo que construimos aquí”, afirma.

La clínica cuenta con sillones inteligentes, quirófanos especializados en armonización facial y laboratorios donde fabrican carillas dentales. Estas son usadas por más de 20 figuras públicas, incluyendo artistas, políticos y deportistas.

Entre sus pacientes se encuentran nombres conocidos como Bulín 47 y Toxic Crow. Sin embargo, Samir señala: “Pero más allá del nombre, yo atiendo personas. Y trato a cada quien con respeto y excelencia, sin importar quién sea.”

Pocos conocen que Samir enfrentó una etapa crítica tras la muerte de su padre, un destacado otorrinolaringólogo. “Nos quedamos en el aire. Mi mamá vendió propiedades para que siguiéramos estudiando, pero cayó en manos de una financiera que se robó todo.”

Pasaron de vivir con comodidades a depender de comida en cantina. Esa experiencia marcó profundamente a Samir, enseñándole a ser precavido con sus inversiones. Ahora invierte en propiedades ubicadas en Punta Cana, Samaná y Las Terrenas.

Ha optado por rechazar lujos pasajeros. “Vendí un Audi R8 porque perdí más de 80 mil dólares. También un yate. Celebré cuando lo compré… y más aún cuando lo vendí”, comenta. Prefiere bienes duraderos como la construcción.

Vive en un apartamento de 540 metros cuadrados con siete habitaciones. Cada una tiene baño privado, vistas panorámicas y detalles personales. El hogar refleja su estilo de vida basado en equilibrio, orden y funcionalidad.

En la crianza de sus hijas aplica principios de responsabilidad. “Yo crecí con valores. Por eso no le regalo todo a mis hijas. Les doy base, pero tienen que luchar. Mi hija mayor quería vehículo del año. Le dije: cómpratelo tú.”

Durante la entrevista, Samir comparte su visión sobre el dinero. “Hay que respetar los cuartos. El que no lo invierte, se le van. Y hay que invertir en lo que se queda: varilla, bloque, cemento.” Así define su estrategia financiera.

En su bar solo hay bebidas costosas, regalos de pacientes satisfechos. A pesar de su éxito económico, elige una vida tranquila. “Yo soy más de estar con mi familia, en la terraza o en la playa. Esa es mi verdadera riqueza.”

Samir Barbour Kury representa para muchos jóvenes dominicanos un modelo de esfuerzo sostenido. Como él dice: “No soy millonario de redes. Lo mío se construyó con 25 años de lucha real, sonrisa por sonrisa.”

 

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