Envasadora de gas contra todos parámetros legales

Desde finales de los años 40, algunas familias en la comunidad de Pueblo Nuevo, La Ceiba, en Bonao, ya tenían asentamiento. Un lugar donde vivían en paz. Una paz que se ha esfumado desde que el señor Franklin Antonio Trujillo Perdomo inició los intentos por el establecimiento de una planta de gas hace siete años, justo entre sus casas.

Los rostros detrás de estas protestas, cuentan una historia marcada por la impotencia. Como la del señor Reynoso, de 96 años, quien según nos cuenta su hija Pascuala, no soporta el peso de la indignación de terminar sus días a menos de 20 metros de una estación de gas.

“A veces, cuando él se siente un poco impotente se le sube la presión, asustado porque ustedes saben que eso es una bomba de tiempo, el que le ponen una planta de gas al lado, es una bomba de tiempo”, dijo Pascuala en el programa Nuria Investigación Periodística.

Con solo visitar el lugar se calcula una distancia totalmente inaceptable, que nos hace entender que, sin dudas, no puede tener razón legal la invasiva idea. Por lo que las razones de oposición son más que obvias.

El presidente de la Federación Junta de Vecinos de Bonao, Hander Fernández, sostuvo que “los gases que emiten esos tanques se van quedando por aquí quienes lo inhalan, los que viven cerca de ellos, eso desprende plomo, eso desprende de todo lo que trae el derivado de petróleo”.

Estas familias por décadas han vivido aquí, con sacrificio pudieron levantar un techo, y hoy viven angustia e incertidumbre, entre ellos Severino Pena, un señor de 73 años, que sufre de glaucoma y casi ha perdido el 100 % de su visión, pero ha podido distinguir entre sombras y luces, la pared que divide el terreno donde quieren instalar la envasadora y su hogar. Desde su terraza la puede tocar.

Para saber cómo estos residentes, en su mayoría de avanzada edad, llegaron a esta situación, debemos iniciar la historia, por lo menos en el 2015, cuando el Distrito Municipal de Jayaco dicta la resolución No.003, del 21 de octubre del mismo año, en la que aprueba al señor Franclin Trujillo, la no objeción al uso de suelo.

Desde finales de los años 40, algunas familias en la comunidad de Pueblo Nuevo, La Ceiba, en Bonao, ya tenían asentamiento. Un lugar donde vivían en paz. Una paz que se ha esfumado desde que el señor Franklin Antonio Trujillo Perdomo inició los intentos por el establecimiento de una planta de gas hace siete años, justo entre sus casas.

Los rostros detrás de estas protestas, cuentan una historia marcada por la impotencia. Como la del señor Reynoso, de 96 años, quien según nos cuenta su hija Pascuala, no soporta el peso de la indignación de terminar sus días a menos de 20 metros de una estación de gas.

“A veces, cuando él se siente un poco impotente se le sube la presión, asustado porque ustedes saben que eso es una bomba de tiempo, el que le ponen una planta de gas al lado, es una bomba de tiempo”, dijo Pascuala en el programa Nuria Investigación Periodística.

Con solo visitar el lugar se calcula una distancia totalmente inaceptable, que nos hace entender que, sin dudas, no puede tener razón legal la invasiva idea. Por lo que las razones de oposición son más que obvias.

El presidente de la Federación Junta de Vecinos de Bonao, Hander Fernández, sostuvo que “los gases que emiten esos tanques se van quedando por aquí quienes lo inhalan, los que viven cerca de ellos, eso desprende plomo, eso desprende de todo lo que trae el derivado de petróleo”.

Estas familias por décadas han vivido aquí, con sacrificio pudieron levantar un techo, y hoy viven angustia e incertidumbre, entre ellos Severino Pena, un señor de 73 años, que sufre de glaucoma y casi ha perdido el 100 % de su visión, pero ha podido distinguir entre sombras y luces, la pared que divide el terreno donde quieren instalar la envasadora y su hogar. Desde su terraza la puede tocar.

Para saber cómo estos residentes, en su mayoría de avanzada edad, llegaron a esta situación, debemos iniciar la historia, por lo menos en el 2015, cuando el Distrito Municipal de Jayaco dicta la resolución No.003, del 21 de octubre del mismo año, en la que aprueba al señor Franclin Trujillo, la no objeción al uso de suelo.

Y en enero de 2016, cuando el entonces director de Planeamiento Urbano del Ayuntamiento del Municipio de Bonao certifica de igual modo la no objeción, rectificando la resolución.

Estos documentos, a favor de la construcción de la envasadora, les dio a los dueños del proyecto la confianza necesaria para montar esta estructura.

 

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Y en enero de 2016, cuando el entonces director de Planeamiento Urbano del Ayuntamiento del Municipio de Bonao certifica de igual modo la no objeción, rectificando la resolución.

Estos documentos, a favor de la construcción de la envasadora, les dio a los dueños del proyecto la confianza necesaria para montar esta estructura.


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